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martes, 23 de noviembre de 2010

Se le rompió la confianza.

Me parecía todo tan ridículo… Aquellas cortinas desteñidas, aquel sillón apolillado, aquel olor a tiempo perdido; todo era igual que su aspecto. Era un hombre un tanto descuidado, pantalones de pana gastados, unas gafas redondas que enmarcaban sus extraños ojos color gris y una barba demasiado larga que indicaba los pocos cuidados que le dedicaba; no creo que fuese el hombre apropiado para indicar a nadie como encarrilar su vida, la verdad.

-¿Cómo te llamas?
-Marlene.
-¿Y cuántos años tienes Marlene?
-Diez.- Suspiré mientras el anotaba cosas en su asquerosa libreta.
-En primer lugar, me gustaría que supieses que tienes muy preocupados a tus padres, ¿sabes por qué?
-No…
-Muy bien, pues iré citando algunas cosas; si quieres comentar algo, puedes hacerlo ¿está bien?
-Supongo.
-Según tengo entendido hace un tiempo ya que tienes cardenales en el cuerpo; hace unos meses llamaron a tus padres del colegio para advertirles de que habías amenazado a un niño con un lápiz; te comportas de manera grosera en casa, así como también te encierras en ti misma… ¿Quieres que siga?
-¡Mis padres no saben nada!
-¿Por qué dices eso?

Años después todavía recuerdo aquel día; me levanté del sillón y eché a correr escaleras abajo. Mis padres habían pagado a un hombre para que “arreglase” a su hija sin molestarse en contrastar mi versión. No sirvió de nada decirles que no amenacé a ningún niño con un lápiz, ni con nada, únicamente trataba de defenderme levantando las manos para que dejase de pegarme. Parte de mis cardenales provenían de ahí y de todas las veces que en casa me dijeron que yo no servía para nada. Me encerré en mí misma porque el día que más les necesité, el día que comenzó toda esta tortura, ellos me dieron la espalda. Cuando le expliqué a mi padre lo que había pasado cuando su hermano había subido a mi cuarto sólo me dijo:

-¿Pero qué cosas dices? ¡Castigada! No puedes contar semejantes mentiras. La familia es familia, y hay que quererla Marlene.
Ni siquiera se molestaron en creerme.

3 comentarios:

  1. Querida Lorena, se me ha pasado por alto la pequeña Marlene y no se el motivo.

    Hoy la he conocido por primera vez, aunque en el fondo, no es del todo cierto. Antes de esta, he conocido a otra Marlene. diferentes entre si, y a la vez muy parecidas. Sufriendo agresiones fisicas y psicologicas por gente sin motivos para hacerlo, con un final bastante catastrofico antes de su primera visita al psicologo. Aunque en su día lo di todo y más, para cambiar el curso de su vida, no fui capaz. Y los gestos y palabras que salieron de mi boca, fueron acallados por los gritos de dolor provenientes de su corazón encerrandose en su negro caparazón en el que ya nada importaba. Por suerte, la vida siempre te acaba dando lo que mereces y con el apoyo de la gente que realmente te quiere...todo es posible y todo puede ir a mejor.
    Espero que la Marlene de aqui encuentre a alguien que la complemente como persona y sepa que puede contar con el/ella siempre, que nunca la dejará caminar sola. Y que por fin pueda disfrutar cada nuevo amanecer...
    Un saludo

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  2. Querida tocaya:
    Mira si me vas a ofender!!!!
    besos !!
    nos estamos leyendo!

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