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miércoles, 1 de diciembre de 2010

¿Qué hay de ese sentimiento que te inunda cuando quieres llorar?

Aquel día quería pero no podía; era como si alguien hubiese puesto una esponja debajo de sus ojos.
Ismael había traído al colegio unos collares de perro y se los había puesto en las muñecas, poco después todos se compincharon para atarla al perchero. Pasó mucho rato hasta que todo acabó y se quedó allí durante horas viendo como se hacía de noche. Le dolían las muñecas de forcejear. Al entrar en el aula para recoger su profesora se alarmó al verla allí colgada y se apresuró todo lo que pudo para bajarla.

-¿Qué ha pasado Marlene?
-Nada señorita, estábamos jugando.
-¿Jugando a qué? Todos se han ido ya.

No pudo contarle lo que le habían hecho, por qué tenía todas aquellas heridas o por qué llegaría con su ropa rota a casa. Con tan solo ocho años había visto la humillación de cerca tantas veces…

1 comentario:

  1. Los niños pueden llegar a ser realmente crueles... demasiado. Incluso más que los adultos, y eso que a veces nos comportamos como verdaderos perros del infierno.

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