-No voy a hacerte daño; se lo que se siente y no es bonito. – Esperó, pero no obtuvo respuesta alguna, ni siquiera pió un poquito. – Tienes cara de llamarte Hermes. ¿Quién tendría el valor de dejarte solo? Seguro que tu familia está buscándote por un millón de sitios, voy a dejar la ventana abierta por si acaso.
Se había hecho de noche y Hermes empezaba a acomodarse entre la cálida lana mientras Marlene no dejaba de mirarlo.
-Es muy tarde, creo que tengo que cerrar la ventana si no queremos que se nos congele el corazón. Me prepararé una taza de leche y nos iremos a dormir, ¿qué te parece? Hermes, hoy las cosas duelen menos porque has llegado; nadie se había atrevido a entrar en esta casa hasta que llegaste tú y te colaste en mi vida por una ventana, como un ladrón… Sólo que delgaducho y desconfiado.
Y sonriendo se fue a prepararlo todo, por una vez, sin tener ganas de llorar; al fin y al cabo… ¿Quién sabe cuánto dura la alegría?
![]() | |
¿Cuánto tiempo se quedará con Marlene? |
Seguramente no tanto como nos gustaría, pero mientras dure esas preguntas no pueden ayudar a que perdure... así que no debería haber de qué PREocuparse =)
ResponderEliminarqué pasada de blog, me ha gustado mucho. no dudes que voy a seguirte a partir de ahora :) el mío es noviembre--dulce.blogspot.com, por si te interesa.
ResponderEliminarun beso
Nadie lo sabe..
ResponderEliminar