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martes, 22 de noviembre de 2011

Cálida y viva.


Nos obligamos a coincidir en la calle al menos una vez al día. Eres como el pan de la comida y yo ya no sé como hacer para despegarme de esa necesidad que me producen cada uno de tus años.
Daría lo que fuera para que esta misma noche abandonases esa monotonía y vinieses aquí conmigo, te prometo que podría hacerte feliz. Sin embargo aquí seguimos y parece casi indecente esto que nos une cada madrugada; tú a las seis enciendes la luz y yo a menos cinco ya tengo desbocados mis latidos. Por una vez quiero sentirte cálida y viva, tampoco es mucho pedir.

1 comentario:

  1. Tal vez sea tan minúsculo pedido que parece demasiado.

    Sugerente texto.

    Saludos

    J.

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