Recuerdo todas aquellas noches esperando ver como se iluminaba la pantalla de mi móvil, rodeada de gente a la que yo no le importaba y de personas que no me entusiasmaban. Todo se detenía en el preciso instante en que brillaba tu número y yo sonreía como lo hacen las niñas ilusionadas porque, al fin y al cabo, eso es lo que era.
Todas las noches el mismo ritual, tú me preguntabas dónde estaba y yo no hacía otra cosa que mirar hacia la puerta del local pero por allí sólo pasaba el tiempo. Cuando ya había perdido toda la esperanza llegabas por sorpresa y por la espalda, deslizando tus manos por mi cadera forzando un abrazo demasiado extraño. ¿Y sabes qué era lo peor? Que no me importaba. Tu colonia siempre estaba haciendo de las suyas, provocando y quemándome por dentro; es un aroma que a día de hoy todavía no he conseguido olvidar a pesar de que ya no seas más que un párrafo del libro que algún día podría contar mi vida.
Eso es lo triste de todo esto, que aunque no quieras algunos recuerdos se enquistan y siguen sacándote una sonrisa con el paso del tiempo. Eso es lo que haces tú porque, no nos engañemos, aunque no fueses de fiar tus abrazos a medio gas eran por aquel entonces lo mejor de mis semanas.
Todas las noches el mismo ritual, tú me preguntabas dónde estaba y yo no hacía otra cosa que mirar hacia la puerta del local pero por allí sólo pasaba el tiempo. Cuando ya había perdido toda la esperanza llegabas por sorpresa y por la espalda, deslizando tus manos por mi cadera forzando un abrazo demasiado extraño. ¿Y sabes qué era lo peor? Que no me importaba. Tu colonia siempre estaba haciendo de las suyas, provocando y quemándome por dentro; es un aroma que a día de hoy todavía no he conseguido olvidar a pesar de que ya no seas más que un párrafo del libro que algún día podría contar mi vida.
Eso es lo triste de todo esto, que aunque no quieras algunos recuerdos se enquistan y siguen sacándote una sonrisa con el paso del tiempo. Eso es lo que haces tú porque, no nos engañemos, aunque no fueses de fiar tus abrazos a medio gas eran por aquel entonces lo mejor de mis semanas.