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lunes, 31 de enero de 2011

Princesa destronada.

Iba vestido con una armadura que le quedaba demasiado grande como para encajar en aquel traje de héroe, pero se le veía capaz. Sobre su frente, aquellos rebeldes mechones castaños empapados en sudor hacían más que evidente la batalla que había librado contra dragones y perros mosqueteros; siempre ha sido de los que hacen de un pequeño bombón una isla de chocolate en la que mantenerse a flote, así que también podía convertir a un perro mosquetero en un cruel villano.
Así le veía yo después de atravesar esa puerta de una patada. Mi héroe, con su pecho moviéndose tratando de conseguir el aire necesario para dar el siguiente paso, avanzaba hacia la cama en la que, dulcemente, dormía su princesa. Y allí estaba ella, tan rubia, tan bella.

-Buenos días princesa – dijo Edric con su dulce voz – comienza otro nuevo día.

 


Lamentablemente yo no era su princesa en ese sueño, pero podía sonreír porque después de toda pesadilla siempre estaba él para desearme un gran día y demostrarme que seguía siendo su princesa.

jueves, 20 de enero de 2011

Río por el frío.

Son eternos los días sin ti, princesa destronada. Decidiste marcharte de mi cuento y me gustaría saber… ¿Cómo reino ahora sin ti? Porque a pesar de tu veneno aún necesito de tus besos, de tu compañía, aunque ni siquiera sepas que sigo entre tus brazos cada noche en la distancia. De todas formas, ya hace muchos días que te fuiste, quien sabe la de nombres que habrán pasado entre tus piernas.

¿Cómo era aquella canción que tanto te gustaba?

Ruido me machaca y se me clava en los oídos cada vez que me faltas.
Finos son tus dedos los que mueven mis hilos, los que a veces me atan.
Vivo pero me muero cada vez que te has ido y me has dejado sin nada.
Río y si me acuerdo de ti es por que el frío me aconseja que lo haga.

Pues eso, por desgracia.

lunes, 17 de enero de 2011

Tu forma de toser cuando me buscas

- Tienes una tos muy fea Nay, ¿por qué no vamos al médico?
- ¿Y cómo es una tos bonita?
- Pues…
- ¿Lo ves? No existe la tos bonita. Estoy perfectamente, sólo es un poco de catarro.
- Una tos bonita es la que tienes cuando tratas de llamar mi atención; es fina, dulce, atrevida, amorosa. Bonita es tu tos cuando me buscas – Ella tosió sin poder evitarlo y se sonrojó - ¿Te das cuenta?
- Sí, te estoy buscando; tú eres toda la miel que necesito para calmarme.
- Anda ven, te daré un poco de jarabe.


jueves, 6 de enero de 2011

Si la abuela supiera...

Hoy era un buen día, al menos eso se empeñaba en pensar. Su marido se jubilaría dentro de relativamente poco y eso supondría volver a tener tiempo juntos.
Se acordó de cuando se conocieron; él tenía uno de esos bigotes que estaban tan de moda en aquella época – sonrió al pensarlo – y ella, el rosario de su abuela colgado al cuello. Marcelina le había dicho “Antoñita, hija, como nieta mía que eres tienes que encomendarle tu vida a Dios hasta que el hombre correcto pida tu mano a tu padre”. Pobre abuela, que cuando llegó José con esos ojitos y la subió al pajar quedó grabado el rosario en sus carnes de rodar entre la paja, sin pedirle la mano a su padre ni nada. Si su abuela supiera…
Ojalá la jubilación de José les traiga otra vez tiempos como aquellos, aunque sin bigotes.

martes, 4 de enero de 2011

Me pierdo por ella.

Tenía las mejillas sonrosadas, la vi arquear la espalda y salió niebla de sus labios en un largo suspiro. Fue entonces y no antes cuando saboreé cada una de sus pestañas, cada milímetro de sus dulces pecas; rompió a reír a carcajadas porque ese era su punto débil, después de hacerle el amor le encanta que quiera comérmela a besos, y a mí también. Se enrolló en las sábanas dejándome al frío aroma de enero después de haber nevado y se rió tímidamente de mis evidentes ganas de envolverme en sus carnes de nuevo, como si tuviera posibilidad alguna de resistirme a sus encantos y, como siempre, volvimos a querernos, a saborearnos.

- Nay, eres perfecta.
- Eres tú que me ves con buenos ojos.
- Estoy enamorado pequeña.


lunes, 3 de enero de 2011

Vuela pajarito, vuela.

-Hermes llevamos ya juntos casi un mes. Creo que tu familia está un poco despistada y yo me muero de pena cuando te observo pegadito a la ventana con ese pío pío que te desgarra la garganta. – Le miró durante largo rato, suspirando de vez en cuando – Quizá debería dejar que te fueras, que buscases tu destino o qué se yo. – En ese momento Hermes dio un saltito hacia ella y empezó a picotearle el pijama. – Tienes razón, aquí juntos también se está muy bien.

 

domingo, 2 de enero de 2011

Se fue dejando marcada su alma.

Le apetecía llorar, a veces. Pasaban largas horas hasta que se rendía a ello aferrada a Luis, siempre era él quien se preocupaba por sus penas. Bajo las sábanas, abrazados, juntos.

- ¿Qué ocurre Amelia?
- Estas fechas casi han acabado; en unos días ya no habrá dolor.
- Cariño, esto no es bueno para ti. Sabes que llegará un día en el que…
- En el que… ¿qué? Hace años estas fechas no me dolían Luis, pero lo perdí todo; perdí aquello que nos daba la vida a los dos y ni siquiera comprendo el por qué.
- Las cosas suceden por algún motivo, llegará el momento ya lo verás; intenta animarte.
- ¿Y por qué nosotros?
- Quizá porque tenemos la posibilidad de conseguirlo en otra ocasión, y entonces saldrá bien, te lo aseguro.
- ¿Sabes Luis? – gimoteó sin poder evitarlo – Todavía guardo lo poco que nos quedó.
- Pronto será útil, ya lo verás.
- ¿De verdad lo crees?
- Claro mi amor. ¿Estás mejor?
- Sí. Confío en que llegará nuestro momento y ya no dolerá nunca más.
- Llegará. Buenas noches Amelia.
- Buenas noches, y gracias amor mio.