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jueves, 28 de abril de 2011

Marearte y quedarte agusto.

Cuando era pequeña solía escribir. Mi madre y yo siempre teníamos esa conversación:

-Amelia, ¿sobre qué escribes?
-Sobre cualquier cosa.
-¿Y a quién le escribes?
-Al que en un futuro tenga mi corazón, por si quiere saber que le estaba esperando incluso antes de que él llegara.

A veces no soporto ni los rayos del Sol, es cierto. Sin embargo son esas veces en la que estoy en la cama, hundida, y tú llegas, me abrazas y das vueltas con tus dedos alrededor de mi ombligo. Entonces parece que con esa caricia el tiempo se para y todo me da igual, mientras sienta ese cosquilleo nada puede dañarme. 
Es por esos instantes que ahora estoy escribiendo otra vez, porque tú trabajas Luis y yo necesito que tus dedos den vueltas en mi ombligo. Porque a veces necesitas marearte y vomitar para quedarte a gusto y tú siempre has sido la persona que me sujeta el pelo para que no me salpique.

1 comentario:

  1. Bonita historia de amor. Creo que todas hemos pensado escribir esas cosas alguna vez, ¡maldito deseo inconformista!

    Y ahora voy a presentarte una iniciativa que quizás te interese: se ha creado recientemente un blog en el que los pequeños blogs pueden darse a conocer. Con pequeños blogs me refiero a blogs con menos de 50 seguidores. Participar es muy fácil, simplemente entra en la dirección http://elsemillerodeblogs.blogspot.com/ y sigue los pasos que en ella se explican.
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    Un saludo, Pía Baroja.

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