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miércoles, 3 de agosto de 2011

Carolina

Carolina siempre fue una chica corriente. Algunas impresionan por su cuerpo, otras por su mirada, por su pelo o por su forma de hablar; sin embargo Carolina era de esas que, a simple vista, no llaman mucho la atención.
 

Siempre se mira en el espejo tratando de descubrir aquellos contras que hacen que nadie se interese por ella. Se agarra el típico michelín para averiguar si ya es demasiado evidente como para pasarlo por alto. Se revuelve el pelo preguntándose en qué momento dejó de tener ese brillo que se ve en televisión. Se contonea y examina más de lo que pueda llegar a hacerlo un médico y es que, al final, sólo se encuentra defectos.



Trata de repetirse aquella frase que le decían de niña: A veces cuesta mucho más eliminar un solo defecto que adquirir cien virtudes.

Enciende la radio y suena M-Clan con su clásico:

Carolina, trátame bien,
no te rías de mí,
no me arranques la piel.

Suspira y piensa: ¡Que ironía!

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