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viernes, 4 de marzo de 2011

Respirar.

Después de la tormenta siempre llega la calma, al menos eso dicen.

He pasado las dos últimas noches sin dormir, tan solo mirándola; no puede haber nada más bello. Sólo con pensar en la fuerza que sacó de sí misma, con el miedo que le da perderse ahí fuera, me dan escalofríos. Ya me lo había dicho en alguna ocasión: “Si yo me pierdo y tú no me encuentras…”
Yo siempre le contestaba lo mismo: “Te encontraría allá donde fueras. Tengo un radar que me dice dónde están todas tus sonrisas y hacia dónde se escapan tus lágrimas.”. Sin embargo, me he dado cuenta de que ella es ese radar, mi radar, y si se va… lo pierdo todo.

-¿En qué piensas?- dijo Nayla mientras se frotaba contra su pecho, desperezándose.
-No vuelvas a hacerlo por favor, no vuelvas a irte. Da igual cuantas veces lo pronuncies.
-Ya no hay problema, te quiero, y aunque lo demuestre, ahora decirlo es tan fácil como respirar.

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