Visitas

jueves, 9 de diciembre de 2010

Pajarito de la esperanza.

Hoy ha decidido olvidarse de todo cuando al levantar la persiana se encontró con un pajarillo en la repisa. Le pareció triste así que se puso los guantes y lo recogió con todo el cuidado que pudo; lo dejó dentro de un gorro de lana para que no tuviese frío y subió un poco de temperatura la estufa para que se les caldeara el alma. Allí se pasó toda la mañana, observándolo, y de vez en cuando incluso hablaba con él:

-No voy a hacerte daño; se lo que se siente y no es bonito. – Esperó, pero no obtuvo respuesta alguna, ni siquiera pió un poquito. – Tienes cara de llamarte Hermes. ¿Quién tendría el valor de dejarte solo? Seguro que tu familia está buscándote por un millón de sitios, voy a dejar la ventana abierta por si acaso.

Se había hecho de noche y Hermes empezaba a acomodarse entre la cálida lana mientras Marlene no dejaba de mirarlo.

-Es muy tarde, creo que tengo que cerrar la ventana si no queremos que se nos congele el corazón. Me prepararé una taza de leche y nos iremos a dormir, ¿qué te parece? Hermes, hoy las cosas duelen menos porque has llegado; nadie se había atrevido a entrar en esta casa hasta que llegaste tú y te colaste en mi vida por una ventana, como un ladrón… Sólo que delgaducho y desconfiado.

Y sonriendo se fue a prepararlo todo, por una vez, sin tener ganas de llorar; al fin y al cabo… ¿Quién sabe cuánto dura la alegría?

¿Cuánto tiempo se quedará con Marlene?

3 comentarios:

  1. Seguramente no tanto como nos gustaría, pero mientras dure esas preguntas no pueden ayudar a que perdure... así que no debería haber de qué PREocuparse =)

    ResponderEliminar
  2. qué pasada de blog, me ha gustado mucho. no dudes que voy a seguirte a partir de ahora :) el mío es noviembre--dulce.blogspot.com, por si te interesa.
    un beso

    ResponderEliminar