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jueves, 9 de junio de 2011

Como en casa.


La primera noche en África nos amamos con todas nuestras ganas, casi como si tuviésemos que dejar un pedacito de nuestros cuerpos en aquella cama para el resto de la historia.
Jugué abalanzándome sobre su espalda, revolví los pocos lunares que encontré tratando de encontrar un nuevo destino al que ir y llegué a sus ojos. Un beso, uno de esos tan suyos antes de dormirse, besos que te erizan la piel como si fuesen una descarga.
Se ladeó, cerró los ojos y yo me encaramé a él, en cualquier parte del mundo sintiéndonos como en casa.

7 comentarios:

  1. Es que siempre es y sera algo hermoso revolver la cama buscando algo mas que un lunar en otro cuerpo, algo asi como esa marca o imagen que te diga o te haga creer que es tuyo para siempre =D

    Saluditos amiguita.

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  2. Lindo fin de semana, me tome el atrevimiento de ponerte en mi facebook, de darte un poco mas de lectores =D

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  3. Cuando era pequeña, soñé que en África (en una cama en medio de la sabana) era feliz :)
    Cómo me gustaría ir!! :)
    PD: yo ya no sé ni cuando hablar, ni cuando callarme, lo que sí sé es que a veces hablo demasiado, y para compensar, otras veces, no hablo nada o.O
    Me ha encantado tu relato:) buen comienzo de semana!!!

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  4. La pequeñez de las mejores cosas hacen que sea posible llevarlas siempre con nosotros. Como dormir abrazados, bien juntos, bien pegados.

    Saludos

    J.

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  5. Que texto tán bonito, me encanta :)
    Te sigo ^^

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  6. la primera noche... la primera vez con la persona amada siempre se atesora en el corazón...

    un beso.

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