Va por la calle ensimismada, con la cabeza gacha y los ojos apuntando directamente al suelo. De pronto un golpe en el brazo le sacude todo el cuerpo. ¡Perdón! ¡Disculpe!
Personas demasiado ocupadas como para reparar en sus ojos llorosos, gente demasiado corriente como para atender a sus semejantes. En cambio ella se para al pie de un jardín y observa la primera margarita que ha aparecido como por arte de magia. Se acerca la primavera, el sol le ilumina la cara consiguiendo que camine con un poco más de firmeza y trata de creer que sí, que ella es bella, como esa margarita, y que sucederá… Alguien, lo suficientemente atento y no lo bastante ocupado, se fijará en ella.
Personas demasiado ocupadas como para reparar en sus ojos llorosos, gente demasiado corriente como para atender a sus semejantes. En cambio ella se para al pie de un jardín y observa la primera margarita que ha aparecido como por arte de magia. Se acerca la primavera, el sol le ilumina la cara consiguiendo que camine con un poco más de firmeza y trata de creer que sí, que ella es bella, como esa margarita, y que sucederá… Alguien, lo suficientemente atento y no lo bastante ocupado, se fijará en ella.
Hacen falta más y mejores ojos...
ResponderEliminarSaludos
J.