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domingo, 2 de enero de 2011

Se fue dejando marcada su alma.

Le apetecía llorar, a veces. Pasaban largas horas hasta que se rendía a ello aferrada a Luis, siempre era él quien se preocupaba por sus penas. Bajo las sábanas, abrazados, juntos.

- ¿Qué ocurre Amelia?
- Estas fechas casi han acabado; en unos días ya no habrá dolor.
- Cariño, esto no es bueno para ti. Sabes que llegará un día en el que…
- En el que… ¿qué? Hace años estas fechas no me dolían Luis, pero lo perdí todo; perdí aquello que nos daba la vida a los dos y ni siquiera comprendo el por qué.
- Las cosas suceden por algún motivo, llegará el momento ya lo verás; intenta animarte.
- ¿Y por qué nosotros?
- Quizá porque tenemos la posibilidad de conseguirlo en otra ocasión, y entonces saldrá bien, te lo aseguro.
- ¿Sabes Luis? – gimoteó sin poder evitarlo – Todavía guardo lo poco que nos quedó.
- Pronto será útil, ya lo verás.
- ¿De verdad lo crees?
- Claro mi amor. ¿Estás mejor?
- Sí. Confío en que llegará nuestro momento y ya no dolerá nunca más.
- Llegará. Buenas noches Amelia.
- Buenas noches, y gracias amor mio.

         

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