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martes, 28 de junio de 2011

Vaho indecente.

Sensación de malestar, de boca seca. Sus ojos se abren y se dirige a oscuras hacia el cuarto de baño. Inconscientemente echa una mirada por la ventana y allí está ella, otra vez. No puede creérselo. Desvía la mirada hacia el reloj que tiene en la mesita de noche, las seis de la mañana. Decide observarla a oscuras desde la puerta, hace tanto tiempo que no se permiten el lujo de encontrarse que hasta se avergüenza de entrometerse de nuevo en su vida.
Antonia está en ropa interior y él reconoce cada curva. Pasados unos minutos enciende la luz y se sienta en el alféizar de la ventana, quiere que le vea, que sepa que sigue ahí. Ella se da cuenta y se paraliza. ¿Acaso puede seguir con ese juego? Le mira y le ve allí, frente a ella, con síntomas claros de haberse desvelado. En ese instante se da cuenta, se acerca a la ventana y la empaña. Tomás no está muy seguro del motivo pero, segundos después, empieza a ver como ella desliza su dedo escribiendo:
6:00 a.m.

jueves, 23 de junio de 2011

Telarañas en el alma.

“Más vale la pena en el rostro que la mancha en el corazón.”


Supongo que una telaraña implica una decepción, un sueño roto, una noche sin dormir.

jueves, 9 de junio de 2011

Como en casa.


La primera noche en África nos amamos con todas nuestras ganas, casi como si tuviésemos que dejar un pedacito de nuestros cuerpos en aquella cama para el resto de la historia.
Jugué abalanzándome sobre su espalda, revolví los pocos lunares que encontré tratando de encontrar un nuevo destino al que ir y llegué a sus ojos. Un beso, uno de esos tan suyos antes de dormirse, besos que te erizan la piel como si fuesen una descarga.
Se ladeó, cerró los ojos y yo me encaramé a él, en cualquier parte del mundo sintiéndonos como en casa.

miércoles, 8 de junio de 2011

Invierno esperando.

Noches de continuas pesadillas y días tratando de sonreír. Así iba pasando el tiempo en aquel quinto.

-¿Quieres saber qué es lo que no me deja dormir?
-Claro, cuéntame.
-Cada noche sueño que hay algo ahí, creciendo, moviéndose – dijo señalando su tripa – pero luego despierto y me siento así, vacía. Es duro cerrar los ojos y ver cumplido nuestro sueño, abrirlos y notar que me falta el aire.

Luis la abraza, hay veces que no se puede ni se debe decir nada. Algún día será, él lo sabe y se lo recuerda a menudo, tendrá los ojos azules de su madre y le gustará la mermelada de fresa tanto como a él.

Es el deseo que tienen pendiente, un invierno esperando y una barriga feliz.

lunes, 6 de junio de 2011

En los huesos.

-Mamá, tengo hambre.
-Todavía no es la hora.

Eso es lo que siempre le contestaba a Marlene y ella siempre se creyó lo que su madre le decía. Si le decía que no había llegado la hora, ella pensaba que quizá su hambre se estuviese adelantando. A veces pasaba varios días sin comer y, con el tiempo, aprendió a guardarse unos cuantos lacasitos dentro de un calcetín para los días largos. Así llamaba ella a esas rachas sin comer. Cada dos horas un lacasito, esa era su rutina para ir calmando su tripa, y era triste porque cuando le ponían el plato delante solo había una patata y un pequeño trocito de carne.

-¿Puedo comer un poco más?
-Así está bien, muchos niños no tienen ni siquiera eso.

Sabía que era verdad, eso era incuestionable, pero no entendía por qué motivo sus padres siempre tenían lleno el plato. Era perfectamente consciente del poco amor que sus padres sentían por ella pero nunca pensó que llegase al punto de querer matarla de hambre.

 
Ahora la miro y está tan flaquita como el día que vino aquí para vivir sola. Me da pena y me gustaría darle una tonelada de lacasitos, darle la mano y echar a correr, pero eso le haría todavía más daño.



miércoles, 1 de junio de 2011

Tal vez...




 Un día me encontré esta pintada y no pude evitar pensar en la cantidad de cosas que se nos exigen y en las pocas que cumplen las personas que mandan. Ironías de la vida, tal vez.
Es como cuando caminas por la calle y te encuentras uno de esos carteles que dicen “prohibido fijar carteles”; a mí me dejan con un mal sabor de boca, sensación de no haberlo entendido del todo bien.
Puede que eternamente sigan siendo ironías de la vida, tal vez…